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Guía completa de anclajes en barrancos

¿Qué es un parabolt? ¿Cómo se instala? ¿Qué es un anclaje natural? ¿Cómo se revisa una instalación de rápel?

Si quieres tener respuesta a todas estas preguntas, sigue leyendo.

Índice de contenido
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    ADVERTENCIA: El descenso deportivo de cañones y barrancos es una actividad no exenta de riesgos. La información mostrada en esta página es solamente orientativa y no puede sustituir a la formación reglada impartida por técnicos y profesionales competentes. La realización de las técnicas recogidas en esta página sin la suficiente experiencia y formación puede constituir una imprudencia con consecuencias muy graves. Los autores no se hacen responsables del mal uso por parte del lector de la información aquí mostrada.

    ¿Qué son los anclajes en barranquismo?

    En barranquismo se llama anclaje a un punto firmemente fijado al terreno, capaz de soportar altas fuerzas de tracción en una o más direcciones y que permite la firme fijación al terreno de una cuerda u otro elemento mecánico, generalmente un mosquetón.

    Como regla general siempre que la seguridad dependa de ellos deberemos utilizar dos anclajes, para en caso de que falle uno de ellos tener el otro de reserva. Idealmente los dos anclajes estarán a su vez unidos entre sí mediante una cadena, un cable de acero o un cordino o cinta, que actúe de divisor de fuerzas. Todo anclaje, o conjunto de ellos, debe contar además con un punto de unión, generalmente una anilla o un maillón de acero, que podamos usar para anclarnos a la roca o para fijar la cuerda y descender colgándonos de él.

    Sobra decir que unos anclajes e instalaciones firmes y fiables son la base indispensable para poder asegurarnos a la roca desde nuestro arnés y también para realizar con seguridad cualquier maniobra con cuerdas.

    ¿Qué tipos de anclajes se usan en barranquismo?

    Los anclajes se pueden dividir básicamente en naturales y artificiales, y todos ellos pueden verse afectados por el mismo tipo de cargas.

    ¿Qué son los anclajes artificiales en barranquismo?

    Los anclajes artificiales son elementos ajenos al medio que se clavan, empotran o cementan a la roca.

    ¿Qué tipos de anclajes artificiales hay?

    Los anclajes artificiales son elementos ajenos al medio que se clavan, empotran o cementan a la roca. Los hay de varios tipos como se explica a continuación:

    • Empotradores y fisureros
    • Pitones y clavos
    • Anclajes expansivos (spits, parabolts, longlife)
    • Anclajes químicos

    Empotradores y fisureros

    Los empotradores y fisureros son piezas metálicas de formas y tamaños diversos, generalmente de aluminio. Existen también algunos adaptables, mediante un juego de levas móviles, conocidos como “friends”. Por su forma un empotrador se puede introducir en una grieta de la roca, colocándolo a continuación para que quede encajados, permitiendo así una resistencia a la tracción en una dirección determinada. Suelen llevar incorporado un cordino, una cinta o un cable de acero al que anclar un mosquetón y hay que asegurarse siempre que la tracción del cable haga trabajar al empotrador en la dirección correcta. Su correcta colocación puede ser dificultosa, con el riesgo que ello conlleva de realizarla incorrectamente reduciendo drásticamente la resistencia de este tipo de anclajes. Prácticamente sólo se utilizan como anclaje de emergencia para equipar pasos expuestos durante el escape de un barranco en el caso de que esto suceda.

    Pitones y clavos

    Los pitones y clavos son piezas metálicas de forma alargada y con un ojal, que se clavan en las grietas de la roca con la ayuda de un martillo. No son demasiado utilizados en barrancos, si bien pueden ser de gran utilidad dada la rapidez de colocación y el hecho de que no requieren de un taladro para su instalación. Esto los hace por ejemplo atractivos para las aperturas y por eso solemos encontrarlos en barrancos poco frecuentados y que aún conservan algunos anclajes desde su apertura. En cualquier caso merece la pena llevar alguno en la mochila, porque nos pueden venir muy bien para instalaciones de fortuna, desviadores, o incluso aseguramiento en escapes expuestos.

    • Los pitones nunca deben trabajar en la dirección de la grieta.
    • Durante la colocación de los clavos y pitones, es importante prestar especial atención al sonido que emiten al ser golpeados con el martillo ya que este sonido, conocido como “canto”, nos indica si el clavo está entrando correctamente o no. Este sonido característico, se va volviendo más agudo a cada golpe que damos.
    • Deberemos utilizar clavos adecuados para la profundidad de la grieta, esto es que el clavo no sobresalga mucho una vez instalado con el ojal a ras de la roca. Si este no fuese el caso y el clavo debidamente colocado sigue sobresaliendo, en lugar de anclarnos al ojal, colocaremos una cinta o cordino a ras de roca, para evitar brazos de palanca peligrosos.
    • Lo más difícil quizá es acertar con el tipo de clavo a utilizar en cada tipo de fisura. Por ejemplo, no utilizar un clavo que no sea el llamado universal en una fisura vertical.

    Anclajes expansivos

    Los anclajes expansivos son tacos metálicos, de forma cilíndrica, que se introducen en un orificio previamente taladrado en la roca para luego forzarlos a expandirse de manera mecánica, aumentando la presión y rozamiento contra las paredes del orificio, evitando así su extracción. La forma de realizar tanto el taladro como la expansión del taco, varían en función del tipo que elijamos, como se explica más adelante.

    Parabolts

    El parabolt es otro tipo de anclaje de expansión, que consiste en un espárrago roscado con uno o más anillos de expansión. Pueden tener varias longitudes y diámetros, pero los más habituales son de 9 cm de largo y 10mm de grosor.

    Para instalar un parabolt:

    • Se elige el lugar en la roca donde se va a colocar el parabolt:
      • La roca debe ser maciza, consistente y sin grietas.
      • En un radio de unos 20 ó 30 cm alrededor del punto escogido no debe haber ningún otro anclaje, ni fractura de la roca, ni nada.
      • La roca debe ser plana para que posteriormente la placa pueda apoyar completamente. En caso necesario se puede usar un spit para tallar irregularidades y conseguir esa zona de apoyo para la placa.
    • Se realiza un orificio en la roca de manera perpendicular a ésta y de unos 8 cm de profundidad (para un parabolt de 10cm de longitud)..
    • Una vez terminado el orificio, se sopla para dejarlo limpio de polvo.
    • Se coloca la placa por la parte roscada del parabolt y se enrosca la tuerca hasta dejarla a ras del espárrago. A continuación se introduce el parabolt en el orificio hasta que la placa apoye en la roca.
    • Se aprieta la tuerca hasta que aparezcan 3 o 4 hilos de rosca, notando que cada vez cuesta más roscar. No apretar la rosca demasiado, ya que esto no daría más seguridad al anclaje sino que podría terminar debilitándolo si tensionamos el parabolt en exceso.

    Los parabolt, más resistentes que los spits, permiten al igual que éstos el reemplazo de la chapa en caso de que ésta haya resultado dañada por un golpe u otra circunstancia.

    Los parabolts son los anclajes más utilizados hoy en día, salvo aquellos reequipamientos donde se utilizan anclajes químicos.

    Spits

    La principal particularidad de los spits es que son tacos autoperforantes, es decir que los propios spits sirven para hacer el agujero en la roca donde van a ser alojados. Para ello, además del propio spit a instalar, se necesita además un martillo y un burilador (también llamado espitador o mandril). El método para la colocación de un spit es el siguiente:

    • Se elige la ubicación del anclaje, siguiendo los mismos criterios que para los parabolt.
    • Se enrosca el spit en el burilador
    • Se agarra el mango del burilador y se apoya la punta dentada del spit en la roca de manera perpendicular a ésta.
    • Se va golpeando el burilador con el martillo para ir abriendo el agujero con la boca del spit poco a poco a cada golpe. Al mismo tiempo, y entre golpe y golpe, se va girando el spit para que los dientes ataquen la roca en un punto diferente cada vez.
    • De vez en cuando hay que sacar el spit y soplar dentro del agujero para sacar el polvillo de roca que se va acumulando. También conviene vaciar el polvo que se va quedando dentro del propio spit con unos golpecitos.
    • Se va repitiendo el proceso de taladrado y vaciado hasta que casi toda la longitud del spit ha entrado en el agujero, con cuidado de no introducirlo demasiado. Como referencia el final del spit debe quedar a unos 2mm de la superficie de la roca.
    • Se saca el conjunto burilador+spit y se sopla el agujero por última vez para dejarlo lo más limpio posible.
    • Se coloca en la boca del spit el cono de expansión que viene con él, y se introduce de nuevo el spit en el agujero, empujando con el burilador hasta que el cono apoya en el fondo del agujero.
    • A continuación se golpea el burilador con el martillo varias veces hasta embutir el spit completo en la roca. Eso hace que el cono presione el spit haciendo que éste se expanda contra la pared del agujero, quedando firmemente encajado de manera inmediata.
    • Una vez el spit ha quedado fijado, se desenrosca el burilador y se atornilla la placa al spit, lo suficiente para que ésta quede inmóvil. No se debe apretar demasiado el tornillo para no tensionarlo y debilitarlo. Aproximadamente un cuarto de vuelta después de haber quedado fijo, es suficiente.

    Para que la resistencia del anclaje sea óptima es de vital importancia asegurarse de que la placa ha quedado completamente apoyada en la roca y la cabeza del spit a ras de ésta. De esta manera no se provocarán brazos de palanca que podrían debilitar enormemente el sistema y resultar peligrosos, dado que es precisamente el tornillo el punto más débil de todo el anclaje (por eso se recomienda además la utilización de tornillos de calidad 8.8, que brindan una resistencia de hasta 600kg). Siempre deberemos revisar bien estos puntos cuando vayamos a colgarnos de un spit que encontremos ya instalado.

    Cabe señalar que la perforación para el spit puede hacerse también con un taladro portátil de batería, pero en ese caso se recomienda realizar la última parte del agujero con el propio spit como se ha explicado anteriormente para asegurar que el fondo del agujero sea plano y el cono de expansión apoya completamente.

    Dadas las características de los spits, son una buena alternativa como solución de emergencia para anclajes de fortuna y es conveniente llevar siempre alguno en la mochila por si acaso.

    Sin embargo, para instalaciones definitivas, hoy en día hay otras opciones más adecuadas y resistentes y por ello más utilizadas como veremos más adelante.

    Longlife

    Parecidos a los spits, aunque se diferencia de ellos en que no son autoperforantes y en que el cono de expansión en este caso es un espárrago que va dentro del propio casquillo.

    Al no ser autoperforantes, requieren realizar el agujero previamente o bien con un taladro o en su defecto con un spit autoperforante de su mismo diámetro y longitud.

    Además la placa va incluida en lugar de tener que atornillarla como en el caso de los spits. Esto hace que sea inviolable, pero por el contrario no permite su reemplazo en caso necesario.

    Fabricado íntegramente en acero inoxidable, los Longlife son una de las mejores fijaciones existentes en el mercado para instalaciones permanentes. Probablemente sea tras las fijaciones químicas, el sistema de fijación de mayor calidad y sobre todo de mayor duración, con prestaciones muy superiores a las de los parabolts, en la mayor parte de los casos y con un sistema de expansión excelente que no adolece de los inconvenientes del sistema que montan estos últimos.

    Anclajes químicos

    Los anclajes químicos son tensores o varillas metálicos, de diversas longitudes y diámetros (12 o 14 mm normalmente). También se pueden utilizar varillas roscadas de acero cortadas a medida, de métrica 10 y calidad 8.8 junto con placas y tuercas como las usadas con los parabolts. Como los anclajes expansivos, hay que introducirlos en un orificio previamente taladrado en la roca, solo que esta vez la unión firme entre anclaje y roca no se consigue por la expansión del elemento sino mediante la utilización de una resina de dos componentes (resina + catalizador) que al fraguar cementan el tensor a la roca. El proceso de instalación es el siguiente:

    • Elección del lugar de instalación.
    • Realización en la roca, mediante el uso de un taladro portátil, de un orificio de la misma longitud que el tensor o algo mayor, cuyo diámetro sea algo mayor que el del tensor (unos 2mm). A diferencia de los spits y parabolts, donde el orificio se realiza de manera perpendicular a la roca, en el caso de los anclajes químicos se recomienda que tenga una pequeña inclinación hacia abajo de unos 10 o 20º.
    • Una vez terminado el agujero, es muy importante limpiarlo bien por dentro, soplando primero y con un cepillo de alambre después, para sacar el polvillo que hubiera quedado y que la resina se adhiera correctamente.
    • Tras la limpieza del orificio, se procede a introducir en él la resina previamente mezclada. Se introduce la boca de la pistola hasta el fondo y se empieza a llenar de resina el agujero, sacando poco a poco la pistola para ir rellenando el agujero desde el fondo hacia la entrada. Una vez rellenado el agujero, se introduce el tensor (previamente desengrasado mediante el uso de acetona o similar) y haciéndolo girar para repartir bien la mezcla y eliminar las posibles burbujas de aire. La zona de la soldadura del tensor ha de quedar hacia arriba ya que es la parte más delicada de la instalación.
    • Por último, se debe colocar en el anclaje un letrero bien visible donde se indique claramente la fecha en la que se puede usar ese anclaje con garantías. Hay que tener en cuenta que el tiempo de fraguado varía en función de las condiciones ambientales (temperatura, humedad, etc). Esta información técnica la facilita el fabricante en el envase de la resina.

    Los anclajes químicos son los más fiables y seguros que existen actualmente, siendo sus principales ventajas:

    • Se pueden utilizar en cualquier tipo de roca.
    • Son inviolables.
    • Tienen un gran durabilidad al ser de acero inoxidable.

    Por otro lado, los anclajes químicos tienen una gran desventaja frente a otros tipos de anclajes, que es el tiempo requerido para su instalación. Además del tiempo requerido para taladrar el agujero, hay que esperar a que la resina de dos componentes fragüe y alcance la resistencia adecuada, lo que puede suponer al menos 24 horas. Esto los hace inviables para aperturas o para instalaciones de fortuna.

    ¿Qué son los anclajes naturales en barranquismo?

    Un anclaje natural puede ser cualquier elemento natural presente en el terreno cuya morfología, peso y/o colocación permitan su utilización como anclaje con seguridad. Suelen ser habituales los árboles y arbustos, los puentes de roca y los troncos y bloques empotrados.

    De cara a montar una instalación sobre anclajes naturales, conviene tener en cuenta algunos aspectos:

    • La resistencia a la tracción de estos elementos naturales a veces puede llegar a ser increíblemente alta. ¡Pero cuidado!, que a veces lo que parece firme puede no serlo tanto y podemos llevarnos un buen susto… Siempre debemos asegurarnos bien de la resistencia del anclaje antes de colgarnos de él. En el caso de árboles, hay que asegurarse de que el árbol está vivo, no podrido ni rajado, y que sus raíces están bien ancladas a un sustrato sólido.
    • Como norma general, no debemos fijar la cuerda de rápel directamente al elemento natural. De esta manera se evitan los roces provocados entre la cuerda y dicho elemento, que podrían dificultar la recuperación de la cuerda o incluso llegar a dañarla. En el caso de utilizar un árbol, también podríamos dañarlo irremediablemente con el roce. Para evitar esto, siempre se debería unir al anclaje natural una cinta o cordino formando un anillo, y a éste añadirle un maillón que será el punto al que nos anclaremos o por el que pasaremos la cuerda de rápel.
    • Para formar el anillo con una cinta se debe utilizar el nudo de cinta y para hacerlo con un cordino, el doble pescador. Éstos son los nudos más resistentes que existen, o mejor dicho, los que menos resistencia le restan a la cuerda (xxx%). Esto es especialmente importante al utilizar cuerdas de pequeño diámetro (cordinos). Nunca utilizar el nudo de cinta para unir dos cuerdas, ya que su resistencia es mucho menor que la del pescador doble.
    • Es importante colocar la cinta o cordino en el lugar correcto para que el anclaje trabaje bien, en la dirección correcta y evitando brazos de palanca excesivos. Por ejemplo, si utilizamos un árbol como anclaje, la cinta debería estar situada lo más cerca posible de la base del árbol para reducir la palanca.
    • Para evitar que una vez colocada en el lugar correcto la cinta se mueva, es posible fijarla al anclaje mediante un ballestrinque o un nudo de alondra, que una vez apretados mantendrán la cinta en su sitio. Ojo, porque por el contrario estos nudos reducen la resistencia de la cinta en torno a un 50%.
    • Siempre hay que verificar, sobre todo cuando el anclaje es de tipo rocoso, que no presenta aristas cortantes que puedan dañar la cinta. En su caso, evitarlas o eliminarlas.
    • Como norma general, los anclajes deberán duplicarse siempre que sea posible. Ésta es una norma básica de seguridad que siempre que sea factible debe respetarse. Cuando se utilizan anclajes naturales, es habitual obviar esta regla y utilizar un único anclaje, por eso consideramos oportuno recalcar aquí este punto.
    • Otra regla básica es revisar con cuidado las instalaciones y los anclajes antes de colgarnos de ellos. Deberemos reforzarlos o incluso reponerlos ante la menor duda sobre su fiabilidad. En el caso de los anclajes naturales hay que prestar una atención especial a los elementos textiles (cintas y cordinos),. Éstos sufren un deterioro más rápido que otros elementos utilizados comúnmente, generalmente metálicos. Esto es debido al envejecimiento producido por los rayos del sol, las temperaturas, los golpes o tracciones durante las crecidas o cualquier otro factor. Roturas, quemaduras, rigidez o decoloración excesiva son síntomas indicativos de un deterioro excesivo. La recomendación evidente es no usar nunca ninguna cinta o cordino que nos encontremos colocados pero de los que no estemos seguros de su buen estado, y reponerlos por unos nuevos si es necesario.
    • También hay que revisar siempre los nudos de los cordinos, asegurarse de que están bien confeccionados y que tienen cabo sobrante suficiente. Es habitual ver por ahí nudos con menos de un dedo de cabo sobrante, cuando lo recomendable es dejar al menos un palmo. Cuidado…

    ¿A qué tipos de fuerza están sometidos los anclajes en barrancos?

    La resistencia de los anclajes varía mucho de un tipo a otro, pero dentro de un mismo tipo de anclaje, su resistencia puede verse muy afectada en función de su correcta colocación así como la utilización en la dirección correcta.

    Es por eso muy importante conocer las distintas fuerzas a las que puede verse sometido un anclaje en función de la dirección en la que se aplique la fuerza sobre el anclaje:

    Cizalladura: fuerza ejercida en perpendicular al eje del anclaje, siendo la fuerza resultante habitualmente cuando nos colgamos del anclaje. La resistencia de un anclaje a la tracción se debe principalmente a la calidad y sección del elemento metálico. Es la dirección en la que los anclajes son más resistentes.

    Torsión: fuerza ejercida al traccionar el anclaje en una posición y/o ángulo diferente a los normales de trabajo. O sea, si pretendemos hacer girar al anclaje. Siempre debemos evitar esto, ya que la resistencia de un anclaje en estas condiciones puede verse reducida drásticamente.

    Tracción: fuerza ejercida en la misma dirección del eje del anclaje, pero de sentido contrario al de su colocación. Es decir, si tiramos del anclaje hacia afuera, estamos sometiéndolo a una tracción. La resistencia a la tracción se debe en los anclajes expansivos a la enorme fuerza de rozamiento del elemento metálico con las paredes de la roca. Producida por la expansión el elemento metálico por los distintos métodos explicados y la expansión/endurecimiento de la resina de dos componentes en el caso de los químicos. La resistencia a la tracción de los anclajes suele ser generalmente sensiblemente menor a la de cizalladura.  

    Compresión: fuerza ejercida al presionar sobre el anclaje en la misma dirección y sentido de colocación. Es decir, hacia adentro de la roca algo que no se produce durante el uso habitual de los anclajes.  

    ¿Cómo se deben repartir las cargas entre los anclajes de una instalación?

    La función del reparto de cargas es, evidentemente, repartir la carga entre dos anclajes de manera que la carga que soporta cada uno sea menor que la carga efectiva.

    Sin embargo, lo que no es tan evidente es que si no se hace correctamente se puede conseguir el efecto contrario, es decir multiplicar la carga que recibe cada anclaje haciendo que sea incluso mayor que la carga efectiva.

    ¿Y cómo puede ser eso? Pura física. Depende del ángulo que formen los segmentos de cuerda o cinta en el punto donde se encuntre la carga. Cuanto mayor es este ángulo, mayor es la fuerza enviada a cada anclaje y viceversa, cuanto menor sea el ángulo menor lo será la fuerza que recibe cada anclaje, siendo el mínmo el 50% de la carga efectiva.